historia

En la Buenos Aires de los años treinta del siglo pasado, tuvo especial repercusión el Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Octubre de 1934. Su efecto se sintió tanto en su preparación como en su realización, con jornadas inolvidables -como las comuniones de los niños en Palermo y la de los hombres en la Avenida de Mayo-, y con posterioridad a través de los movimientos apostólicos que se gestaron.

Gente de gravitación singular en la cultura, que había afianzado su fe en los Cursos de Cultura Católica, se integró en la Archicofradía del Santísimo Sacramento, fundó el Serra Club, dedicado a fomentar las vocaciones religiosas y la Corporación de Abogados Católicos.

Si tuviéramos que hacer un listado con sus nombres, excederíamos el propósito de esta información, pero para indicar las distintas procedencias mencionaremos a Santiago de Estrada, Mario Amadeo, Tomás Casares, Frank K. Chevallier Boutell, Atilio dell Oro Maini, Horacio Marcó, Manuel V. Ordoñez y Ambrosio Romero Carranza.

La Corporación de Abogados Católicos "San Alfonso María de Ligorio" quedó fundada y reconocida según auto aprobatorio del Arzobispado de Buenos Aires, el 4 de diciembre de 1935.

Su sede social se estableció en el Convento de la Congregación del Santísimo Redentor, Iglesia de Nuestra Señora de las Victorias. Su primer asesor espiritual fue el sacerdote redentorista Federico Grote, ampliamente conocido por la fundación del diario católico "El Pueblo" y los Círculos Católicos de Obreros, y su primer presidente fue el doctor Santiago de Estrada, cuya vida puede proponerse como modelo a quienes militan en el apostolado laico de la Iglesia.

A través de los años sucedieron a de Estrada en la presidencia de la institución: Frank Chevallier Boutell, Manuel Portela Ramírez, Daniel J. E. Alonso, Martín Aberg Cobo, Oscar Collabelli, Jorge J. Llambías, Ricardo J. Alberdi, Jorge Mazzinghi, José Manuel Ibañez, Fernando H. Payá y Atilio C. Rinaldi.

Este último revitalizó y reorganizó la Corporación dándole nuevos estatutos que, con pocas modificaciones, son los que hoy la rigen y que fueron aprobados por la Inspección General de Justicia al otorgarle personería jurídica.

Después de Rinaldi ejercieron la presidencia Lorenzo J. Butler, Juan R. Llerena Amadeo -cuyo período fue completado por Julio César Otaegui-, Ambrosio Romero Carranza -en cuyo mandato se llevó a cabo con mucho éxito el primer Congreso Nacional de Abogados Católicos-, Alberto E. Solanet, Francisco J. Fornieles, Lucas J. Lennon, Luis María Casares, Eduardo Martín Quintana, Alberto Solanet, Eduardo A. Bieule y Eduardo Sambrizzi. A partir del mes de septiembre de 2013 la Corporación es presidida por el Dr. Enrique A.Ramos Mejía.

La finalidad de la Corporación es proveer al bien común asumiendo valores morales contenidos en la Doctrina Social de la Iglesia, que regulan las acciones de los individuos y de la sociedad, contribuyendo al mejoramiento del orden jurídico positivo sobre la base de los principios del derecho natural y, en especial, afirmar los intereses de la Nación mediante las actividades profesionales o las que de lugar la profesión, exteriorizando su criterio sobre la legislación, jurisprudencia y temas de interés general.

Su sede actual, adquirida en 1990 mediante una donación de la Fundación Pérez Companc, está en la Avenida Santa Fe 1206, piso 1º "A", TE./Fax 4812-0544, mail: cabcatol@fibertel.com.ar. Allí funciona la secretaría de la institución, una biblioteca a disposición de los socios, el consultorio jurídico gratuito y el salón de actos donde se brindan cursos y conferencias de carácter cultural o jurídico, el cual se lo facilita a otras instituciones. En el marco del objetivo de propalar los valores cristianos, la Corporación de Abogados Católicos publicó diversos libros bajo el sello Ediciones Signo Cruz, y también una revista de distribución gratuita entre los socios. La incorporación de socios se efectúa todos los años en la fiesta de San Alfonso María de Ligorio.

La Corporación ha participado en diversos congresos internacionales, es co-fundadora de la Unión Internacional de Juristas Católicos, ha instituido premios para alentar trabajos de investigación, y también entre los alumnos de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Católica Argentina, la solidaridad y el buen comportamiento. Su presencia es permanente en la vida jurídica nacional a través de declaraciones públicas y presentaciones ante organismos administrativos, judiciales y legislativos respecto a temas vinculados a la defensa de la vida por nacer, la familia y la potestad de los padres sobre la educación de los hijos, como también los derechos religiosos de raíz constitucional.

En su sede se realizan en forma permanente cursos, jornadas y conferencias tratando temas específicamente jurídicos, como también de cultura general. Desde hace décadas atiende semanalmente un Consultorio Jurídico gratuito para habitantes de la ciudad carentes de recursos y a instituciones católicas.